¿Quién debería pagar en la primera cita?
Sobre el tema de quién debería pagar en la primera cita, los que ya nos conocéis desde hace tiempo ya lo tendréis más que claro, pero últimamente estamos recibiendo muchos emails de hombres que acaban de descubrir nuestro proyecto y que nos cuentan lo revelador que está siendo para ellos, así que para ellos y para todos los que a partir de ahora lleguen desde Google va este artículo.
Antes de ponerme a escribir, como siempre suelo hacer en este tipo de artículos, me he dado una vuelta para ver qué dicen sobre el tema los portales web postmodernos y diarios de fake news, y sin sorpresas. Como no es de extrañar, lo que proponen siempre perjudica directamente al hombre promedio o del montón.
El postmodernismo nos propone básicamente dos opciones a la hora de pagar en la primera cita, que son las siguientes…
Lo que te dicen que debes hacer a la hora de pagar en la primera cita
La primera opción que nos propone el postmodernismo es que en la primera cita invite la persona que ha propuesto dicha cita, lo cual en principio no suena tan mal, ¿verdad?
Ya… el problema es que, salvo contadísimas excepciones, las mujeres solo toman la iniciativa y proponen citas a hombres que físicamente están en el top-20% (y ni siquiera con ellos toman la iniciativa ni la mitad de las veces).
Por lo tanto, si tomamos esta solución como buena, lo que significa directamente es que el hombre promedio o del montón (y el feo), es decir, el hombre del 80%, siempre va a tener que hacerse cargo de pagar la cuenta en la primera cita, SIEMPRE. Porque si no es él el que propone la cita, no volverá a tener una cita en su vida. ¿Cómo mola esto de la “igualdad”, verdad?
Ok, esta opción queda descartada, vamos a ver la siguiente.
La segunda opción que nos propone el postmodernismo es que en la primera cita pague uno (que normalmente será el hombre), y que ya en la siguiente cita pagará el otro (la mujer). Tampoco suena mal en principio, ¿no crees?
¡Ja! En este caso el problema es doble. Primero porque venimos del caso anterior, o sea, ella solo tomará la iniciativa y se ofrecerá a pagar en la primera cita si el hombre con el que ha tenido la cita le ha gustado, y esto solo sucederá en caso de que el hombre físicamente sea un top-20% (o un hombre promedio que habitualmente siga este blog).
Y segundo, porque vivimos en una era en la que cualquier mujer de España, sin importar cómo sea su físico, solo tiene que abrir su smartphone para tener cientos de opciones (en Tinder, Instagram, etc.)… entonces, ¿por qué ella iba a querer volver a quedar con un hombre que en la primera cita no le gustó? ¿No crees que preferirá abrirse Tinder y quedar con cualquiera de los guaperas que le estén escribiendo?
Para confirmar esto solo tienes que fijarte en el programa First Dates de Cuatro, que muchas veces cuando llega el momento de pagar, ella hace el típico amago de hacer como que saca el bolso para buscar la billetera y él, si es moderno y no es “sexista” dice: “no no, hoy pago yo y el próximo día pagas tú”, a lo que ella suele responder “vale vale :)”.
Y luego, unos minutos después…
— María, ¿te gustaría tener una segunda cita con Paco?
— Mmm no… no tendría una segunda cita con Paco. Me lo he pasado muy bien, pero no he sentido feeling.
Y Paco, un tío buenazo y de físico promedio o del montón, con esto tan moderno y del siglo 21 que es lo de pagar de manera alternativa en las citas, al final es siempre él el que paga (porque nunca llega a tener una segunda cita con ninguna). Vaya negocio con la “igualdad”.
Esto es lo que deberías hacer a la hora de pagar en la primera cita
Antes de pensar en quién debería pagar en la primera cita, lo que deberías hacer es pensar en dónde debería ser esa primera cita para que vuestras opciones de final feliz fueran lo más altas posibles. Y no te preocupes que yo te lo voy a decir…
Olvida para siempre la típica cita de uno sentado enfrente del otro mientras cenáis debajo de unos focos de luz blanca. Esto solo funcionará si le gustas físicamente a primera vista. La mejor opción para una primera cita, y da igual la edad que tengas, siempre será un bar de copas con luz suave, en el que os podáis sentar uno al lado del otro para más intimidad, si puede ser en un sofá, y en el que no haya ni silencio sepulcral ni tampoco demasiado jaleo.
Si quieres saber el porqué de esto, te lo explicó David en uno de nuestros artículos más antiguos. Lo tienes aquí.
Elegir bien el local (o el primer local) para vuestra primera cita es muy importante, y si haces esto bien, conseguir un final feliz para los dos será mucho más sencillo para ti.
Ahora lo que debes hacer es tener en cuenta que vivimos en la era de las app’s para ligar online e Instagram, la era del postmodernismo y de la cultura del polvo. Y si hoy en día follar en la primera cita está más que aceptado socialmente, imagínate un simple beso.
Por eso siempre debes ir a por el beso, y si debes hacerlo, no tiene nada que ver con el tema de quién paga en la primera cita, sino que tiene que ver con que ir a por el beso es atractivo. Y es que si eres capaz de hacer que el beso surja de manera rápida y ella lo percibe como algo natural que ha sucedido porque os habéis gustado, estás demostrando que eres un tío con confianza, que sabe cómo ir a por lo que quiere y que sabe cómo funcionan las cosas en el siglo 21. Insisto, eso es atractivo.
¿Y sabes qué no es atractivo? Esperar a ir a por el beso al final de la cita como si estuvieras en una película de Hoollywood, o mucho peor, no ir a por el beso porque «no has visto oportunidad» o porque «no ha surgido».
Así que ya lo sabes, si la cita está yendo bien, hay risas, los dos os estáis divirtiendo y hay contacto físico por ambas partes, bésala (obviamente, dejándole la opción a que rechace ese beso, que hay que decirlo todo).
Y lo bueno es que si haces las cosas de esta manera, antes del momento de pagar ya sabrás si las cosas están yendo bien o no.
Volviendo al tema de First Dates. Si te fijas bien en las diferentes interacciones del programa, te darás cuenta de que es muy muy raro que veas a una mujer ofreciéndose a pagar algo cuando el tío promedio o del montón buenazo que le han puesto delante no a despertado ningún feeling en ellas. En cambio, cuando les ponen un tío que les cuadra, es mucho más fácil que se ofrezcan a pagar a medias o incluso alguna hasta invita.
Pues en la vida real es igual. O sea que si haces las cosas de la manera correcta, creas atracción y el beso llega antes que la cuenta del bar, no te tendrás que preocupar por quién paga, y voy a explicarte por qué…
Nosotros, cuando llega la cuenta y las cosas han ido bien (nos hemos besado), siempre tratamos de invitar. Eso sí, tampoco montamos un evento de ello ni hacemos la del típica del nuncafollista de toda la vida de decir “no no… yo me encargo… que soy un caballero…”. Simplemente cogemos la cuenta y mientras seguimos hablando de cualquier cosa, sacamos el dinero y lo dejamos en su sitio.
Pero como te decía, si las cosas han ido bien, te diría que el 90% de las veces ellas se ofrecerán a pagar a medias, o incluso algunas te dirán la de “a estas invito yo y la próxima vez te encargas tú :)”.
Y te recomiendo que si ella se ofrece a invitarte, no le discutas. Está muy bien que ella invierta en ti, y estate tranquilo, que si ella paga y te dice que para la próxima invitas tú será porque está segurísima de que quiere volver a verte.
Por supuesto, habrá casos en los que ella seguirá prefiriendo que pague el hombre, pero si las cosas han ido bien entre vosotros, ¿qué más da pagar 10 ó 20 pavetes? Incluso es posible que luego te apetezca invitarla a cenar.
Y ahora llegamos a lo importante, lo mejor de hacer las cosas de esta manera es que, en aquellos pocos casos en los que las cosas no hayan ido bien, o sea, en los que hayas ido a por el beso y ella se haya puesto incómoda y de repente se haya acordado de que tiene que irse ya a casa porque tiene que sacar al perro… NO ESTÁS OBLIGADO A PAGARLE NADA.
Así que si no le has gustado (o ella no te ha gustado a ti), cuando llegue el camarero con la cuenta, la coges y le dices con toda la seguridad del mundo que son 10€ cada uno. Y sacas tus 10€ y los dejas en el platito.
Y ojo, que ni siquiera es necesario que paguéis a medias. El que voy a contarte es un caso excepcional, pero por si te pasa algo parecido, tenlo en cuenta.
La chica con la que quedé era del este de Europa y en la cita que tuvimos se pasó el tiempo diciéndome que los europeos de occidente somos todos unos maricones de mierda, que el postmodernismo nos ha comido el cerebro y que los verdaderos hombres están en el este. Y no voy a dar mi opinión al respecto, pero era como si la tía estuviera de mal humor y me estuviera echando la bronca a mí.
Y yo estaba en plan WTF!? xD, ¿para qué cojones ha quedado esta tía conmigo?
El único motivo que se me ocurrió fue que quería que le pagara los vicios, y es que mientras yo me tomé dos cervezas de 1€, ella se tomó tres cócteles de 10€.
Cuando me cansé de aguantarla le dije que lo mejor era terminar con la cita y ella dijo que estaba de acuerdo. Se levantó a hacer la de irse al baño para que yo me encargara de pagar la cuenta, y yo lo que hice fue ir a la barra y decirle al camarero que me cobrara solo los dos pavetes de mis cervezas. El camarero me preguntó extrañado si solo iba a pagar las dos cervezas, y yo le dije que sí, que es lo que había tomado, que ya se encargaría la princesa de pagar los 30€ de sus consumiciones. Dijo que OK.
Luego salí del bar y me quedé fuera esperándola, a ver qué cara me ponía al salir. No tardó más de dos minutos y nada más verla salir le sonreí y le dije: “encantado de conocerte :)”, a lo que ella respondió con la peor mirada que jamás una chica me había echado en mi vida.
Ni te imaginas las risas y lo a gusto que me fui a dormir aquella noche. Uff, qué satisfacción 😛
Conclusión
En esto, como en todo, ni puto caso al postmodernismo.
Lo que debes hacer es elegir muy bien el lugar en el que vais a tener vuestra primera cita y si después de entre 30 y 45 minutos las cosas van bien, ir a por el beso. Si hay beso, yo te recomiendo que cuando llegue la cuenta, directamente saques la cartera, porque la mayoría de veces ellas también lo harán, y lo harán de manera sincera (especialmente si tienen menos de 40 años y trabajan). Y si no sacan la cartera, tampoco creo que te importe demasiado. Cuando hay final feliz, qué más da.
Y si la cosa va mal, si ella te rechaza (o es a ti al que no le gusta ella), recuerda que ya vivimos en el año 2020. Ya no tienes la obligación de invitar a nadie, ni siquiera de ofrecerte.
Nunca vuelvas a sentir la presión de invitar si no deseas hacerlo, y si ella se hace la sueca, se pone a mirar el móvil o se va al baño para que pagues, ya sabes lo que tienes que hacer.
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