Luigi Domenico

Mi historia de AMOR en Budapest (Hungría)


Creo que todos los que estamos en el camino del desarrollo personal, de la seducción y de la búsqueda de la felicidad, por mucho que nos guste el sexo, lo que de verdad deseamos en nuestra vida es vivir algo especial.

Sabes a lo que me estoy refiriendo, ¿verdad?

A una bonita historia de amor.


¿Es posible vivir una bonita historia de amor en la era de las app’s para ligar online e Instagram?

Permíteme que en vez de ir directamente al grano, haga una breve introducción sobre mí, la cual te ayudará a entender y disfrutar mejor de esta historia.

Quizás ya me conozcas de mi etapa anterior, pero por si acaso no sabes cómo soy físicamente (por privacidad he decidido preservar mi imagen pública), puedo decirte que tengo 33 años y soy un hombre promedio o del montón.

Según Carlos, soy un promedio high level (es decir, que estoy más cerca de ser guapo que de ser feo), pero a pesar de eso, NUNCA en mi vida las chicas me lo habían dejado tan fácil como se lo dejan a los guapos.

Desde que empecé a interesarme por las chicas hasta los 30 años, nunca pude experimentar cómo era eso de que las mujeres me desearan solo por mi físico, y fue así hasta que en el año 2014 hice un viaje que me cambió la vida.

Insisto, hasta ese momento SIEMPRE fui yo el que tuve que hacer que las cosas sucedieran. Siempre fui yo el que tuve que currármelo, tratando de dar los pasos correctos y de no cometer errores. Y ojo, tampoco me voy a quejar por ello, porque la verdad es que me ha ido de puta madre.

Pero sinceramente, no hay punto de comparación. Cuando simplemente les gustas físicamente y son ellas las que te lo demuestran y te lo dejan fácil… es lo mejor del mundo. Y en Lituania 2014 (dos veces) y Hungría 2015 pude experimentarlo.

Sin embargo, en nuestra segunda visita a Budapest me di cuenta de que todavía me quedaba algo nuevo por experimentar, y es que una cosa es que ellas te lo dejen fácil, lo cual ya está muy bien, pero otra muy diferente es que sean ellas las que se lo curren a muerte para conquistarte…

Eso es ya otro nivel, y es de lo que quiero hablarte hoy.


Cómo conocí a mi novia húngara

Si hay una cosa que me encanta de viajar con Carlos, aparte de, obviamente, lo bien que lo pasamos, es que es la persona que conozco que mejor prepara la logística para los viajes.

Sobre todo cuando vamos a hacer un viaje de pocos días y queremos aprovechar el tiempo al máximo, buscando unos billetes de avión económicos, viendo en Airbnb cual es el mejor apartamento para alquilar, con camas de matrimonio y cerca del centro, cambiando dinero a la moneda local, descargándose Uber o la App que haga falta para pillar taxi en el aeropuerto y que no nos timen, investigando en Internet y Facebook las discotecas donde van las chicas locales a buscar extranjeros… y un montón de cosas más.

Como yo no soy muy bueno en eso, para no perder tiempo, aproveché la geolocalización de Tinder Plus y me situé en Budapest para ir jugando un poquito e ir viendo el feedback que me daban las húngaras.


Te adelanto ya que fue BRUTAL, igual que cuando fuimos la primera vez. Recuerdo (y a Carlos le pasó igual) que cada Like que daba a un perfil de una chica se convertía en un Match. Y tuve tantos matches que me fue imposible iniciar conversación con todas. Lo cojonudo era que muchas de ellas me abrían conversación a mí.

Y entre todas aquellas chicas que me abrieron conversación hubo una en particular que se mostró extremadamente entregada, riendo todas mis gracias, preguntándome un montón de cosas y con muchas ganas de conocerme (recuerda que yo estaba chateando desde Madrid).

Ella era una chica TOP, como algunas con las que me enrollé en mi primer viaje a la capital húngara. Era 10 años más joven que yo (tenía 20 años), era guapísima de cara, no muy alta, delgadita y con muy buen cuerpo, pero lo que más me impactó de ella fue su forma de tratarme y valorarme.


Ya por el chat todo fue muy distinto

Ella no paraba de insistir con que quería quedar ya y conocerme (pensaba que ya estaba en Budapest), y al final tuve que confesarle que no, que todavía estaba en Madrid, que iba a viajar con amigo en un par de semanas y que lo primero que haría tras llegar sería quedar con ella.

Se enamoró de mí por mi aspecto físico y personalidad, sin más. No tuve que hacer seducción ni jugar a ningún tipo de juego. Recuerda que ella vivía en uno de los paises de color “amarillo” de esos en los que los hombres son menos atractivos que las mujeres, o al menos, en los que los hombres no muestran demasiado interés por ellas.

Siendo honesto creo que le resulté guapísimo (cosa que me repetía constantemente). Ten en cuenta que yo tengo el pelo negro, ojos verdes y me dejé crecer la barba. Además, mido 1,80cm. Supongo que comparado con muchos húngaros le parecí un guaperas (mientras que en España soy un tío muy promedio, qué putada xD).

Por la forma en la que me hablaba tenía la sensación de que, para ella, tener la oportunidad de conocerme y de estar conmigo era como si le hubiese tocado la lotería, pero lo que ella no sabía era que… ¡al que le había tocado la lotería fue a mí!

Joder, tenia a una tía buena, simpática, agradable, educada, divertida y cariñosa haciendo todo lo posible por “conquistarme”.

¡Era el mundo al revés!

Pasamos al whatsapp y durante esas dos semanas previas al viaje estuvimos hablando por el chat a diario. Yo le mandaba notas de voz hablando español que le encantaban y ella me decía que se moría de ganas de que llegase a Budapest para conocerme y estar conmigo.


La sensación de realmente sentirte como el premio

En la antigua comunidad de seducción siempre se nos dijo que para atraer mujeres debíamos sentirnos como el premio.

Y aunque no me parece un concepto del todo errado, lo cierto es que si eres un hombre promedio o del montón y estás en España, por mucho que consigas sentirte como el premio, siempre vas a tener que ser tú el que se lo curre para hacer que las cosas sucedan.

Lo cual significa que al final, en el fondo todos sabemos muy bien que el premio son ellas. Sin embargo, nada más poner el pie en Budapest, por primera vez en mi vida me sentí yo el premio, y con esto no me estoy refiriendo solo a que me miraran como a un guapo, sino también a que se lo curraran por mí.

Te aseguro que es una sensación orgásmica y adictiva.

Nada más dejar las maletas en el apartamento, mi novia húngara vino a buscarme con el coche, yo la estaba esperando en la acera, ella aparcó en doble fila y cuando se bajó del coche y me vio por fín, puso una cara de felicidad que no la he tenido yo ni cuando los Reyes Magos me trajeron la Play Station.

Me dió un súper abrazo que me indicó que íbamos a pasar unos días muy chulos, y así fue. Durante TODOS los días que pasamos juntos ella se lo curró a muerte para que para mí fueran inolvidables, y yo lo único que tuve que hacer fue dejarme llevar y disfrutar.

Un día me llevó al Aquaworld, uno de los mayores parques acuáticos de Europa, donde nos besamos y metimos mano como dos tortolitos por todas las piscinas que pudimos (por cierto, la entrada la pagó ella).

Me llevó a comer comida típica de Hungría a varios restaurantes diferentes, dimos un paseo viendo el Danubio, me llevó a un montón de sitios turísticos, me quiso llevar a la Isla Margarita para pasar el día (pero al final como trabajaba no pudimos ir), salimos de fiesta, le presentó una amiga a Carlos, y sobre todo, pasamos las noches juntos e hicimos muchísimo el amor.

Fueron unos días maravillosos, hasta que llegó lo que tenía que llegar…


Despedida con lágrimas y dolor en el corazón

Como ya sabes, todo lo bueno se termina y nuestro “noviazgo” de verano tenía que llegar a su fin, me tocaba volver a España.

Ella tuvo el detalle de acercarnos con su coche a Carlos y a mí al aeropuerto. Nos despedimos entre lágrimas, besos y abrazos, y con la promesa de que yo volvería a Budapest o que ella vendría a Madrid a verme.

Y yo solo pude darle las gracias por todo lo que se lo curró por mí. Nunca antes una chica se lo había currado tanto por mí en tan poco tiempo.

Poder sentir esa sensación de que nada más conocerla sea ella la que está pendiente de ti, que intente agradarte, cuidarte, querer que lo pases bien, demostrarte que le gustas… no tiene precio, y es algo que creo que todos los hombres promedio o del montón deberían sentir, como mínimo una vez en la vida.


Conclusión

Me hicieron falta 30 putos años para poder sentir la sensación de que sea una chica linda de 20 años la que se lo curre para conquistarme a mí y no al revés, manda huevos… Pero te aseguro que valió la pena la espera.

Una vez que aterrizamos de vuelta en Barajas y eché un vistazo a lo que había por allí me sentí estafado, al ver hombres por todos lados y el atractivo de las mujeres, bastante promedio.

Fue como volver al infierno, un bajón de la hostia, tener que cambiar el chip y volver al chip de la realidad que tenemos aquí y a la que el 90% de los hombres está acostumbrado.

Era duro tener a mi novia húngara quemandome el Whatsapp y seguir recibiendo matches nuevos de chicas de Budapest mientras que aquí… bueno, ya sabes lo que hay.

El mejor consejo que te puedo dar es que viajes, que le eches cojones, ya sea solo, con amigos, con una agencia de viajes o con nosotros.

Me da igual como lo hagas pero hazlo, VIAJA.

Hoy en día es más fácil que nunca, hay muchas opciones, muchas ofertas, y si tu excusa es que no hablas inglés, siempre tendrás la opción de visitar maravillosos lugares en Latinoamérica.

Lo que viví en Budapest 2015 nunca lo olvidaré, lo tuve TODO, tuve abundancia sexual en mi primer viaje y tuve una historia de amor con una chica preciosa que hizo todo lo posible para conquistarme en el segundo.

¿Y sabes qué? En ningún momento tuve que utilizar ni seducción ni habilidades sociales ni cambiar mis creencias ni NADA. Porque aquí el típico gurú guaperas de la seducción empezaría a inventarse técnicas, trucos o historias para justificar su éxito.

Pero no, yo voy a decirte la verdad, y la verdad es que cuando gustas físicamente a una mujer no necesitás hacer nada más, con que no te cagues en los pantalones es suficiente.

Y tú también podrías vivir este tipo de historias si te animaras a viajar.

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