Luigi Domenico

La última discoteca de Madrid en la que es fácil ligar aunque no seas un guaperas


Hoy quiero hablarte de un local que, a pesar de encontrarse en el centro de Madrid, presenta unas características que no encajan en absoluto con la actual era de las app’s para ligar online e instagram y, por supuesto, me estoy refiriendo a su ambiente a la hora de ligar.

Entrar por su puerta es como hacer un viaje en el tiempo y el espacio a un lugar en el que todavía todo es posible, seas como seas.

Probablemente este sea el mayor secreto de la capital, y antes de decirte su nombre y dónde está, me gustaría contarte cómo lo descubrí y qué fue lo que viví en él, para que así puedas sentir (casi) las mismas sensaciones que yo sentí.


Evolución del ambiente de ligoteo en las discotecas de Madrid

Desde que llegué a Madrid en el año 2009 siempre me gustó salir de fiesta en bares y discotecas que decían tener ambientes “de 20 a 35 años”. Y es que una vez dentro, te dabas cuenta de que las chicas, la mayoría tenían entre 18 y 25, y luego los tíos todos tenían de 25 a 35.

Para mí era el ambiente perfecto, chicas jovenes interesadas en conocer chicos unos cuantos años mayores que ellas, y dado que la mayoría de tíos no se atrevían a abordar o no sabían cómo hacerlo, la verdad es que pude disfrutar de unos años maravillosos ligando en las discotecas de Madrid.

Hasta que llegó el boom de las app’s para ligar online e Instagram en el 2014. Desde esa fecha ligar a través del abordaje en frío pasó a ser algo solo para los más guapos.

De repente ligar en discotecas se volvió casi imposible para los hombres promedio o del montón como yo y, sin lugar a dudas, donde más se notó el cambio fue en los locales de ambiente de 20 a 35 años a los que yo solía ir.

Y es que es así, a las fiestas universitarias de solo gente joven siguen yendo tantas chicas como chicos. Lo mismo ocurre con las fiestas de gente madura. Pero en los locales en los que se mezclaban chicas jovenes con hombres empezando la treintena, el ambiente se empezó a volver absurdo.

Había días en los que los porcentajes eran cercanos a 80% de hombres y 20% de chicas, y la mayoría de las noches había más hombres guaperas que chicas en total. Con este panorama imagínate la actitud de las chicas españolas, que si ya de por sí son selectivas, en una situación tan extraordinariamente favorable ya hasta empezaron a rechazarnos de manera preventiva.

Sin embargo, cuando ya estaba convencido que lo de ligar en discotecas en Madrid había acabado para siempre, un día me llamó un colega y me dijo: “Carlos he descubierto un sitio que te va a flipar, un bar al que solo van chicas guiris y lo mejor, nunca va ningún guaperas, ¡tienes que ir!”.

Me dejó con tanta intriga que no tuve más remedio que hacerle caso.


Mis tres noches saliendo de fiesta al último OASIS de Madrid

Por desgracia, solo pude ir tres veces a este local. Todo esto me pilló un mes antes de mudarme de Madrid y aunque al principio pretendía que fuera algo temporal, al final parece que va a ser permanente. En cualquier caso, me gustaría contarte qué fue lo que viví en cada una de aquellas tres noches, a ver si a ti también te dan ganas de pasarte por allí.

La primera noche

Aquella noche David me llamó para decirme que estaba por el centro con una chica y una amiga suya, me dijo que podríamos salir a tomar algo y que si me gustaba la amiga, quizás podríamos pasarlo bien todos juntos. Pero no, la amiga no me gustó y por lo que pudimos comprobar, yo a ella le gusté todavía menos.

Al ver que la cosa no cuajó, David ya estaba como un loco por irse al hotel con su chica, pero como ella dijo que al menos quería que nos tomaramos algo todos juntos, yo sugerí que fuéramos al oasis misterioso, a ver si lo que me habían contado era cierto.

Pues bien, nada más entrar por la puerta me encontré de cara con un pedazo de pibón que me echó la mirada que nosotros llamamos “te han mirado como a un guapo”. Esto es cuando a una chica le gustas físicamente y trata de dejartelo muy claro con la mirada, algo que le sucede a diario a todos los guapos, pero que a mí hasta ese momento NUNCA me había sucedido en España.

Nada más pasó ese momento de tensión me giré para contarselo a David y fue él el que me dijo “te han mirado como a un guapo”… O sea, que no había sido solo cosa mía.

La chica era alta, más o menos como yo, de unos 20 años, morena, guapísima, delgada, con un escotazo que casi se le salían y extranjera. Después de un año comiendo rechazos preventivos de chicas promedio, me fui a la barra a pedir una cerveza e ir haciéndome la idea de cómo iba a abordarla. La verdad es que cuando llevas tanto tiempo sin abordar, el primero siempre cuesta.

Pero al volver me encontré con algo que me pareció ya de ciencia ficción. Un tío que, no voy a dar detalles para no herir sensibilidades, pero mucho peor que yo y que además iba vestido con una sudadera con capucha ancha, entró al pibón que unos minutos antes me había mirado con deseo, empezó a bailar con ella y en menos de dos minutos ya se estaban enrollando.

David y yo nos quedamos loquísimos, un tío de unos 35 años que era un 3 se estaba enrollando con una chica de unos 20 que era un 9, en una discoteca de Madrid y en el año 2017. WTF!??

Llevábamos todo el año viendo a guaperas de 1’90 con sus pelazos y sus barbazas enrollándose con chicas 2, 3, o 4 en cualquier discotecas de Madrid, pero lo contrario, a excepción de nuestro colega Luís y su séquito, hacía eones que no lo veíamos. Y lo peor era que unos minutos antes yo había tenido mi oportunidad y la dejé escapar.

Después de ver esto David me dijo, “bueno nosotros nos vamos al hotel, ¿te quedas?”, y yo también me fui a casa, pero con ganas de volver a ese misterioso lugar.

La segunda noche

La segunda vez fui con otros dos colegas, los cuales también tenían muchísima curiosidad por comprobar si lo que se decía de aquel local era cierto. Aquella noche fui mucho más tranquilo y totalmente mentalizado para no desaprovechar ninguna oportunidad que se me pudiera presentar.

Llegamos y no te voy a mentir, fue decepcionante. Había muy poca gente y sobre todo, pocos grupos de chicas. Nada más entrar me encontré a mister sudadera con capucha, al cual obviamente jamás se le ocurrirá salir de fiesta por ningún otro lugar de Madrid que no fuera aquel. Pero lo dicho, no había chicas.

Aun así nos quedamos, con la esperanza de que a medida que la noche avanzara, apareciera más gente, cosa que te adelanto ya, no sucedió. Sin embargo, mientras me estaba tomando mi cerveza, noté que una chica que estaba bailando con un chico me miraba más de la cuenta.

Ella era rubia, de estatura media, guapilla de cara, pero sobre todo, destacaba por su físico y por la faldita que llevaba. Tenía un cuerpazo, piernas y culo que si no eran un 10, estaban muy cerca… y estaba bailando con otro tío que, una vez más, era mucho peor que ella (y que yo).

Aquí voy a tener que hacer un inciso, porque si eres nuevo por aquí a lo mejor te piensas que soy un guaperas o un creído, pero ni una cosa ni la otra. Yo soy un 5, en cualquier discoteca de Madrid el 70% o el 80% de los tíos son físicamente más atractivos que yo y precisamente por eso, nunca he ligado gracias a mi físico, siempre ha tenido que ser por otras cosas… pero en aquel lugar, las dos veces que fui yo era de los mejores.

Ella no paraba de mirarme y cuando me di cuenta de que su acompañante había desaparecido, sin pensármelo dos veces me acerqué para conocerla. Pero el chaval no se había ido a casa, sino que había ido solo a comprarle unas fantas a ella y a la amiga y al llegar, se produjo un momento muy incómodo.

Yo me largué porque de ahí no podía salir nada bueno, pero esperé mi oportunidad… y llegó. En un momento dado vi como la chica se fue sola hacia el baño y yo aproveché para ir a hablar con ella. Le dije algo como “sé que te he gustado y tú también me gustas a mí, pero como hoy estás acompañada, lo que vamos hacer es intercambiar WhatsApp’s y nos vamos a ver otro día”.

Ella miró hacia la pista de baile, y al ver que su acompañante no estaba mirando me dijo “vale vale, pero rápido”. Me quitó el móvil de las manos para asegurarse de que el número quedara bien apuntado, pero yo quería comprobar si de verdad nos habíamos gustado mutuamente, así que la intenté besar… y ella respondió con uno de los besos más húmedos y con más lengua que jamás me han dado en una discoteca.

Ella se fue hacia el baño y yo, mientras volvía, me crucé con el chico que estaba con ella, el cual iba en su búsqueda, supongo por miedo a que alguien se la quitara. Al menos luego me enteré de que no era ni su amigo ni su novio, simplemente era un chico que conoció aquella noche y al que no quiso dejar tirado porque les había invitado a muchas copas.

La tercera noche

La tercera noche fui con los mismos colegas con los que fui la segunda. Ellos aquella noche no tuvieron la misma suerte que yo, pero les gustó el local, y tenían curiosidad de ver cómo sería en una noche normal, con todo lleno de gente. Así que fuimos y sí, aquel día el último oasis de Madrid estaba hasta los topes.

De hecho, estaba tan lleno que hasta abrieron la planta de abajo, que los dos primeros días estuvo cerrada. Había tanta gente que no teníamos mucha prisa, así que nada más entrar nos relajamos tomando unas cervezas en la barra.

Desde allí pude fijarme por primera vez en el ambiente. Había más chicos que chicas, sí, pero era cierto que no había ningún guaperas. Solo hombres que, como mucho, podías catalogar como un 7, y luego también había muchos hombres muy normales. Todos eran españoles y por supuesto, aquella noche también nos acompañó mister sudadera con capucha. Las chicas, por otra parte, eran todas guiris, todas de entre 18 y veintipocos años.

Al rato decidimos bajar a la planta del sótano, mucho más oscura y pequeña, con regguetón. Nos pareció que era el mejor lugar para ligar… y lo fue.

Nada más bajar uno de mis colegas abordó a un grupo de tres chicas y mientras una de ellas hablaba con él con una gran sonrisa, una de las amigas me miró, ¿adivinas cómo? Me miró como a un guapo, y al instante de notarlo la cogí de la mano y empezamos a bailar.

Era una chica muy rubia, con los ojos azules, bajita y con un cuerpecito que me encantó. Nada más empezar a bailar fue ella la que se agarró a mí como si no hubiera un mañana, así que yo estaba en lo cierto, me miró como a un guapo porque le parecí guapo. Me incliné un poco (era muy bajita) y nos besamos. Así fue cómo nos conocimos, aquella noche la pasamos juntos y fue genial.


Las razones por las que este lugar es tan especial

Después de pasar tres noches por este local, puedo decir que lo que mi colega me dijo por teléfono era cierto, allí solo iban guiris jovencitas y tíos promedio españoles de unos 30 años. Nunca había guaperas y tampoco había chicas españolas. Y es por todo esto por lo que aquel lugar era único en Madrid.

Ahora la pregunta es… ¿por qué tenía (o tiene) ese ambiente tan diferente?

Pues no lo podemos saber a ciencia cierta, pero yo tengo mis ideas. Supongo que el hecho de que esté en chueca afecta de alguna manera.

Lo que sí tengo claro es que si una guiri sale por allí es porque el hotel o apartamento de airbnb en el que está pasando unos días está muy cerca, y si al ver el ambiente (sin guaperas) no sale huyendo a Kapital o a Teatro Barceló es porque NO sabe que en Madrid hay locales en los que los hombres 10 se regalan a cualquier chica que les haga una señal.

Estas guiris no están informadas, para ellas lo que hay es lo que ven, y en un ambiente en el que solo hay hombres 3, 4, 5, 6 y algún 7 (aunque pocos), cualquiera podemos tener una oportunidad.

Después de años comiendo mierda en las discotecas de Madrid, en este local ligué dos de las tres veces que fuí, aunque, como ya te he contado, pudieron haber sido las tres. Y todas aquellas guiris fueron chicas entre 18 y 21 años físicamente muy atractivas.


¿Te gustaría que te dijera cual es el nombre de este local?

No quiero poner el nombre del local aquí en abierto porque no quiero que parezca que estoy haciendo publicidad (buena o mala) del sitio. Aunque no tengo ningún problema en decírtelo por privado.

Eso sí, ten en cuenta que todo esto pasó hace un año y no tengo ni idea de si las cosas siguen igual o si han cambiado. A lo mejor los guaperas ya se han enterado y ya están ahí arrasando con todo como hacen en todas partes, a lo mejor ya no quedan guiris que no sepan la verdad sobre lo que está sucediendo en Madrid y todas van a la búsqueda del guaperas, o a lo mejor el local simplemente ha cerrado.

Yo no me hago responsable de lo que te puedas encontrar si vas. Ahora si has leído esto y todavía estás interesado en saber cual fue (y posiblemente siga siendo) el último oasis de Madrid, solo tienes que solicitarlo desde aquí.

EDITO: Según informa Google, el local está cerrado desde el 1 de Septiembre de 2019. Lo siento si has llegado tarde.

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