Luigi Domenico

La GRAN ventaja que tenemos los españoles y los latinos en Este de Europa


Después de unos cuantos viajes por el este de Europa, enseguida nos empezamos a dar cuenta de una cosa, y es que los españoles y los latinos tenemos una gran ventaja para ligar en las discotecas de estos países.

Aunque cada lugar es distinto, básicamente los garitos que te vas a encontrar por esa zona van a ser todos muy parecidos.

Por un lado están los de house electrónico, con música electrónica no comercial que siempre está altísima. Ahí todo es muy puta mierda porque no hay forma humana de bailar ese tipo de música pegado a una chica, así que la única forma de ligar es ponerte delante de ella, y si le cuadras físicamente irá bien y si no, nada. Porque hablar tampoco se puede.

Por otro, los locales de música comercial, en los que te ponen la música más comercial del momento, incluyendo alguna canción de música latina como Danza Kuduro, el Waka Waka o Despacito.

Y ya por último, los locales de música latina, en los que puede sonar tanto salsa o bachata, como pachangueo reggetón, que es lo que a nosotros nos interesa.

Obviamente, hay más tipos de locales, pero estos son los que más se repiten.

Y una vez tienes esto claro, lo importante que tienes que saber es que en el este de Europa ni los hombres locales ni los turistas angloparlantes tienen NI PUTA IDEA de bailar, mientras que las mujeres, aunque tampoco saben, se pirran por un hombre que sepa llevarlas en una canción de música latina.

Esta es nuestra gran ventaja y a continuación voy a contarte un par de historias.


La primera vez que vimos esto fue en (Vilnius) Lituania

Fuimos a una discoteca que se llama Salento, uno de estos garitos de música comercial. Allí había unos pocos hombres, pero ninguno bailaba, estaban en la barra bebiendo o alrededor de la pista mirando. Mientras tanto, la pista de baile estaba LLENA de mujeres bailando.

Carlos y yo estábamos algo cortados, era nuestra primera noche en una ciudad nueva, no sabíamos lo que nos esperaba… yo reconozco que estaba un poco bloqueado y superado por la novedad.

Pero todo cambió cuando por fin pusieron una de nuestras canciones favoritas, una canción del año 2010 que ya era prehistoria en las discotecas españolas, pero que parecía ser también una de las favoritas de las chicas lituanas, Danza Koduro de Don Omar.

¿Qué pasó? Carlos y yo nos miramos, nos cambió la cara, dejamos en la barra nuestras cervezas y sin dudarlo nos lanzamos de cabeza a la pista de baile a bailar como dos locos.

Al momento estábamos rodeados de lituanas bailando, mirándonos y chocándose contra nosotros para llamar nuestra atención. Parecía que no estaban demasiado acostumbradas a ver a dos hombres que tuvieran cierta gracia al moverse.

Algo así no nos había pasado en la vida, y casi de forma automática, tanto Carlos como yo nos pusimos a bailar con las chicas que estaban más cerca de nosotros.

Ni 30 segundos después nos estábamos besando con ellas y así se confirmó que habíamos acertado con la elección. Simplemente imagínate lo bien que lo pasamos que salimos de fiesta todos los días de aquella semana, y cada noche esperábamos pacientemente nuestro momento Danza Kuduro 😛


La historia se repite unos años después en Budapest (Hungría)

Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que en el este de Europa, con solo “moverte” un poco y ser capaz de bailar con ella, ya parecía que eras un gran bailarín y a las chicas les flipaba. Un par de vueltitas y un movimiento de caderas y meter boquita nunca había sido tan fácil.

Seguimos viajando, y aunque nos iba genial con las citas de Tinder, tengo que reconocerlo, para nosotros no hay ni habrá nada más divertido que salir de fiesta y ligar en una discoteca.

En el centro de Budapest había una muy popular, se llamaba Instant, yo quedé allí con una chica que había conocido a través de Tinder y que se llevó a una amiga, así que pensé que el plan podía estar fetén si iba con Carlos.

Pero la cosa empezó con mal pie. Yo estaba hablando con mi chica y a ella se la veía entregada, pero a Carlos no le estaba yendo nada bien con la amiga. Ella no parecía mostrarle demasiado interés, él le daba conversación y ella respondía educadamente, pero tampoco le preguntaba nada y si él se callaba, ella también lo hacía.

Muy puta mierda todo.

Carlos me dijo que ya se había cansado de invertir y no se lo reprocho, yo en su caso habría hecho lo mismo, así que le dije que vale y propuso ir a la pista de baile para ver si allí habría otras opciones.

Ellas nos acompañaron y mientras bailaba con mi chica algunas canciones de música comercial, Carlos miraba alrededor observando cómo estaba el ambiente. Todo lleno de ingleses y australianos de 1’90 con sus cuerpazos de gimnasio y su camiseta de tirantes. Y al lado estaba la amiga de mi chica con cara de mierda.

De repente empezó a sonar otra canción de 2010 (¡bendito año musical!) el Waka Waka de Shakira.

Los angloparlantes se quedaron congelados, petrificados, como si sus físicos perfectos fueran incapaces de seguir el ritmo latino. La amiga de mi chica empezó a botar y a bailar como una loca, parece que se transformó, y Carlos no necesitó nada más, le ofreció la mano, ella se la cogió y comenzaron a bailar juntos, super pegados.

Carlos le dio un par de vueltas, hizo arriba y abajo con su pierna entre las suyas y ella se puso tan caliente que, cuando me quise dar cuenta, se estaban comiendo la boca como si no hubiese un mañana…¡y eso que yo todavía no me había besado con la mía!

De nuevo la música latina y bailar fue la clave para sacar petróleo donde parecía no haber nada. Y todos los guaperas de los países angloparlantes ahí estaban, con su 1’90 de altura, petrificados esperando que terminara aquel suplicio y con cara de WTF.


Los Pick up artists neutralizados en Cracovia (Polonia)

Tenemos docenas de historias como estas, en las que gracias a la música latina y a ser capaces de bailar un poquito conseguimos estar con chicas muy por encima de nuestra liga, chicas con las que quizás de otra forma o en otro contexto jamás podríamos haber ligado.

Otro buen ejemplo de ello es cuando estuvimos en Cracovia, en el bar más de moda de la ciudad, donde ponen música latina durante toda la noche, el Teatro Cubano.

Es un lugar muy interesante porque cuando entras tienes como una sala larga en la que la música se oye algo menos y se puede hablar más tranquilamente mientras tomas algo, y ya al fondo hay otra sala en la que está la pista de baile, que está siempre llena de chicas.

Lo más característico de este sitio, es que es muy conocido en los foros en inglés de seductores viajeros. Por si no lo sabías, Polonia es un destino recurrente para seductores americanos, ingleses y australianos que viajan al este de Europa buscando un poquito de cariño, sexo y feminidad.

A este tipo de hombres les llamamos cariñosamente los pick up artists, hombres a los que les gusta viajar a países a los que todavía no ha llegado la propaganda postmoderna y allí aplican las técnicas y métodos de seducción clásica que ya no funcionan en sus países.

Lo curioso de estos hombres, que suelen ser más atractivos físicamente y más altos que nosotros, es que evitan el baile como la peste. No es un secreto a voces que a los angloparlantes no les mola nada bailar y, por lo general, tampoco saben hacerlo. Cuando lo hacen lucen ortopédicos y forzados, así que prefieren centrarse en ligar “hablando”.

Si vas al Teatro Cubano de Cracovia podrás ver que la primera sala siempre estará llena de estos pick up artist bebiendo sus cervezas y haciendo approaches al más puro estilo Mystery y Style en el libro El Método. Y si te acercas, escucharás las mismas frases que ya nosotros usabámos hace 10 años.

Incluso si pasas muy cerca es muy posible que algún norteamericano trate de MAGearte. Es como hacer un viaje al pasado. (Si no sabes a lo que me refiero con esto, no te preocupes, no es importante).

Y si sigues caminando, luego, cuando llegas a la pista de baile, lo que te encontrarás será algo totalmente distinto. Siempre habrá un mogollón de chicas polacas bailando junto a unos cuantos latinos y españoles, que casi seguro ya estarán metiendo boquita.

La primera vez que fui al teatro cubano vi algo que llevaba al menos una década sin ver, ¡un gordo ligando en una discoteca! Pero gordo GORDO, y ojo, no me estoy metiendo con él, al contrario. A lo que me refiero es a que a los hombres con sobrepeso, lo de ligar en discotecas con chicas menores de 30 años es algo que en Madrid «se les había prohibido». Por eso me sorprendió tanto.

¿Qué tenía aquel hombre con tanto sobrepeso que hizo que pudiera ligar (y enrollarse) con una polaca linda? Que era latino y bailaba de puta madre.


Conclusión

En el este de Europa, si eres capaz de bailar un poquito, vas a flipar.

Es cierto que los españoles y latinos tenemos la desventaja de que somos más bajitos que los europeos o los americanos, ingleses y australianos, pero gracias a lo que te comento en este artículo y al baile hemos podido compensar esa diferencia física.

Cuando viajes al este de Europa te recomiendo que siempre busques locales en los que siempre suene música latina y si no los encuentras, que al menos sean de música comercial, porque siempre caerá alguna de Enrique Iglesias o algún clásico como Danza Kuduro.

Y huye de los locales de música electrónica como de la peste. Nada que hacer ahí.

Lo mejor de todo es que no necesitas bailar bien, porque ellas tampoco tienen ni idea, simplemente con moverte un poco, darle un par de vueltas y que se te vea seguro de ti mismo, ella va a pensar que eres un bailarín de puta madre. Y si metes la pata hasta será ella la que pensará que ha sido torpe.

Lo importante es que tú seas el que la lleve, y cuando notes que ella está disfrutando de dejarse llevar, ese será vuestro momento. No pierdas la oportunidad que te ofrece mi técnica de Tinder.

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