Luigi Domenico

La diferencia entre un hombre de ALTO estatus y uno de BAJO estatus (Ejemplo)


Hoy quiero compartir contigo una historia que ocurrió hace un par de veranos en nuestro Summer Camp de Valencia, la cual creo que es un muy buen ejemplo de lo que es una verdadera actitud de estatus.

A pesar de que ya estábamos en plena era de las app’s para ligar online e Instagram, aquel verano tuvimos suerte y nos encontramos con que el centro de Valencia estaba lleno de guiris de países como Suecia, Holanda, Noruega o Polonia.

Nada de ingleses, estadounidenses o italianos arrasando con todo. Solo había tíos que no hacían nada por intentar ligar y chicas con muchas ganas de vivir aventuras, lo cual convirtió Valencia en un oasis temporal.

Estábamos en la plaza del Tossal, en la zona del Carmen, Carlos y yo y todos los alumnos del taller. Se palpaba en el ambiente que había opciones para todos y Jesús, uno de los alumnos y yo nos metimos a Bolsería, uno de los locales más conocidos de la zona, a ver que se estaba cociendo allí.

Nada más entrar vi una chica que me encantó, Ruth, y en lugar de ponerme a hablar con ella, le mostré mi mano como haciendo el gesto de “vamos a bailar” y ella no dudó en cogérmela y bailar conmigo.

Jesús también lo hizo bien en un primer momento, en lugar de quedarse parado mirando lo que yo hacía (que eso es un poco cuadro), tomó la iniciativa y se acercó a invitar a bailar a la amiga, para hacerme la cobertura y que los dos pudiéramos pasarlo bien con ellas.


Pero las cosas se torcieron muy rápido

Yo con Ruth lo vi todo muy rodado, estaba muy receptiva a mis avances, sonriéndome y muy pegados, y estaba a punto de meterle boquita cuando observé que Jesús lo estaba pasando mal.

Vi que él estaba muy sonriente, intentando agradar y conocer a la chica, pero ella tenía una expresión en la cara como de oler mierda.

Saltaron todas las alarmas y me olí que se me podía ir todo a pique si la amiga me boicoteba la interacción.

Me acerqué a ella y le pregunté al oído que qué pasaba, y me dijo “tu amigo no me gusta, tráeme a otro más guapo”.

Ahí Jesús lo vio también claro y decidió marcharse y no seguir intentándolo, dejándome solo (comprensiblemente) ante el peligro.

Y yo tenía dos opciones, o abandonar la interacción o buscar un plan B, pero sabía que yo a Ruth le gustaba, y esa noche me apetecía comerme un ojete, así que le dije que me esperara un segundo que volvía enseguida 😛


Caaaarrrrlooooossssss!!!

Volví corriendo con el grupo, que estaban fuera y me encontré con Jesús contándoles lo que había pasado.

Al parecer la chica había sido super borde y seca cuando él fue con la mejor de sus sonrisas y con toda la buena intención de conocerla, pero no hubo manera de rascar nada y por eso había decidido marcharse.


Por allí estaba Carlos y le pedí que viniese a echarme una mano y aunque no le hizo demasiada gracia el plan sabiendo lo exigente que era la chica, decidió acompañarme.

Yo iba todo contento con la alternativa, pero al llegar, me vine muy abajo al ver la cara de desaprobación de la amiga al ver a Carlos. Él tampoco le había gustado.

¿Pero que coño se esperaba? ¿Que le presentase a Brad Pitt?


Sálvese quien pueda

Llegados a ese punto, me puse a bailar con Ruth. Poco más podía hacer yo por Carlos.

De vez en cuando les echaba miradas, a ver cómo iba la cosa, y les vi bailando, pero observé como ella a cada rato colocaba su mano en el pecho de Carlos como para evitar que él se acercara demasiado, cuando el ni siquiera lo estaba intentando.

Era todo muy raro, era como si ella le estuviera rechazando preventivamente para evitar intentos de beso.

La cosa pintaba muy mal, yo ya estaba dando el tema por perdido y me iba a despedir de mi chica cuando vi que ella puso cara de sorpresa y empezó a partirse de risa mirando hacia donde estaban Carlos y su amiga.

Sorprendido me di la vuelta y lo que vi fue algo que no me esperaba.

La amiga borde se estaba enrollando con Carlos como una loca.

WTF?!!


Fue el pistoletazo de salida para mí

Pues nada, no había que darle más vueltas. Cuando me giré, miré a Ruth a los ojos con gesto como de “bueno, pues a qué esperamos nosotros” y también nos empezamos a enrollar.

Ya después lo que pasó tampoco es muy relevante para la historia, pero por si tienes curiosidad, nos estuvimos enrollando un rato más con ellas en Bolsería, hasta que les propusimos seguir la fiesta tomando algo en nuestro apartamento (la casa que teníamos alquilada para el Summer Camp a pocos minutos de la zona de fiesta).

Una vez allí yo me fui con Ruth a la habitación y dejé a Carlos con la amiga en el sofá del salón.


Aquella noche los cuatro tuvimos sexo y lo pasamos genial, ellas se fueron a la mañana siguiente. Pero lo mejor de la historia fue cuando quise saber qué cojones había pasado con Carlos y su chica.


Éxito gracias al comportamiento

Las chicas ya se habían marchado y Carlos y yo estábamos en el sofá desayunando mientras comentábamos los momentos más destacados de la noche. Los alumnos todavía dormían en sus habitaciones.

Le conté a Carlos lo negro que lo vi todo cuando él estaba bailando con su chica y ella no hacía más que separarle con la mano y poner cara de asco, pero luego, cuando me quise dar cuenta se estaban comiendo la boca como si no hubiese un mañana.

Él me explicó que era cierto, que la chica estaba siendo súper borde, sobre todo teniendo en cuenta que él no estaba intentando nada.

Pero hubo un momento en que le tocó tanto las narices su comportamiento de mierda que paró, le miró a los ojos y le dijo de una manera educada pero firme; “mira, no tengo ningún interés en ti, solo estoy aquí aguantándote porque mi colega me lo ha pedido porque quiere enrollarse con tu amiga, y cuando eso pase me voy a pirar…”.

Al escuchar eso ella se quedó totalmente descolocada, y cuando reaccionó, empezó a ver a Carlos con otros ojos. Carlos siguió bailando con ella, los dos mucho más relajados y al rato, cuando él le dijo que se largaba, fue ella la que se abalanzó sobre él y le comió la boca.

Y el final de la historia ya lo sabes.


Conclusión

Me gusta mucho recordar esta historia porque me parece un muy buen ejemplo de cómo dos hombres promedio o del montón que físicamente no cuadraron de entrada, debido a su comportamiento tuvieron un resultado muy dispar.

Mientras que Jesús estuvo siempre con la sonrisa forzada en su cara, siendo correcto y esforzándose por agradar, Carlos fue todo lo contrario, siempre con su media sonrisa irónica, diciéndole las cosas a la cara (y con educación) y dejándole claro que no tenía por qué tratar de agradarle.

Y no, con este artículo no quiero decirte que a partir de ahora te pongas a abordar chicas y a decirles lo mismo que Carlos. Aquello fue una situación muy concreta en un ambiente muy concreto.

Este artículo es para mostrarte la diferencia entre una actitud de hombre necesitado y sin opciones (bajo estatus) y la de uno que no necesita agradar porque va sobrado de opciones (alto estatus).

Luigi

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