Ejemplo de juego de círculo social (La mejor forma de seducir chicas que están por encima de tu liga) (parte 2/2)
En el primer artículo de esta serie te expliqué en qué consiste el juego de círculo social, por qué es una de las mejores formas de conocer y seducir mujeres cuando eres un hombre del montón (que no destaca por tener un buen físico), y también te conté el inicio de la historia que hoy voy a continuar.
Así que, si no lo leíste deberías empezar por ahí.
¿Ya lo has leído?
Ok, la historia de hoy trata sobre cómo ligué con una sueca 10 (ver foto superior como referencia) gracias a uno de los mayores principios del juego de círculo social (el cual no mencioné en el artículo anterior).
Un nuevo comienzo…
Como ya te conté en la primera parte, las cosas me fueron muy bien durante mis primeros días en Nueva York. Hice grandes amigos en la academia, me enrollé con la chica japonesa y en general, me lo estaba pasando de puta madre. Sin embargo, todo lo que conseguí gracias al juego de círculo social se desvaneció mucho antes de lo que yo esperaba.
Por si no lo sabías, este tipo de academias de idiomas no tienen ni un inicio ni un final de curso prefijados, sino que funcionan durante todo el año de manera ininterrumpida y cada estudiante reserva las semanas en las que desea asistir.
Pues bien, la casualidad hizo que el viernes de mi tercera semana en Nueva York coincidiera con el último día de clases de mis tres mejores amigos (entre ellos la chica japonesa). Aquella noche tuvimos una gran cena de despedida en el Applebee’s y los tres partieron hacia sus países de origen el sábado por la mañana.
Además, ese mismo viernes hicimos en la academia un examen de nivel, el cual superé sin muchos problemas. Lo cual significaba que el lunes siguiente entraría a formar parte de una nueva clase en la que todos mis compañeros tendrían un nivel de inglés mucho más avanzado, el nivel upper-intermediate.
Como puedes observar, después de tres semanas era como si tuviera que volver a empezar otra vez desde cero… y el plan era exactamente el mismo que cuando llegué: practicar el juego de círculo social.
Empezando de nuevo con el juego de círculo social
Mi primer día de clase en el nivel upper-intermediate fue muy parecido al que tuve tres semanas atrás, prácticamente nadie se percató de mi presencia. Yo, como siempre, estuve muy observador. Allí había chicas y chicos de muchos países diferentes, pero lo que no había esta vez era un guaperas al que todos le rieran las gracias.
Sin embargo, lo que sí que había eran dos chicas espectaculares de 21 años. Una sueca rubia y ojos muy azules increíblemente guapa que se llamaba Kerstin, y una colombiana que parecía la doble de Sofía Vergara en versión joven que se llamaba Laura.
Y solo necesité unas pocas horas para darme cuenta de que ambas tenían personalidades totalmente opuestas. Mientras que Kerstin estaba siempre muy calladita y prefería pasar desapercibida, Laura estaba todo el rato participando en clase de manera muy activa, a veces daba la impresión de que hasta se pasaba un poco. Definitivamente se sentía muy cómoda siendo el centro de atención.
A mí me gustó más Kerstin, pero sabía perfectamente que acercarme a ella después de clase para intentar conocerla habría sido una gran cagada. Así que, lo que hice fue ceñirme al plan y dar el primer paso de mi estrategia de juego de círculo social, el cual es organizar un evento. Para ello me acerqué a Laura y…
Carlos: Oye Laura, ¿aquí cuando se hacen cenas de clase?
Laura: ¡Oh! qué gusto hablar en español jaja… pues no sé si se hacen cenas… yo cuando terminan las clases salgo siempre con mis amigas o con mi novio. Nunca he salido con gente de la academia…
Carlos: ¿En serio? En mi clase anterior íbamos todos los miércoles a un bar de tapas españolas en el que todo está a 1$. Podríamos ir todos este miércoles después de clase, ¿qué te parece?
Laura: mmmm… ¿podría ir con una amiga?
Carlos: ¡Claro!
Y así de fácil fue convencerla. Eso sí, menos mal que dijo de traerse a una amiga y no al novio.
Al igual que hice la última vez, entre el día siguiente y el miércoles por la mañana fui hablando uno a uno con todos los demás compañeros, también con Kerstin, que por cierto, siempre iba acompañada de una chica francesa. Al final, gracias a la confirmación de Laura se apuntaron casi todos.
Según la teoría, para conseguir que tus compañeros se apunten a tu evento, lo primero que debes hacer es convencer al guaperas del grupo y luego utilizar su confirmación como reclamo para que se apunten todos los demás. Pero… ¿qué pasa si no hay un guapo al que todos sigan y adoren? Pues en ese caso, convencer a la persona que parezca ser la más popular también servirá. En este caso fue Laura.
El miércoles por la tarde, al terminar las clases nos reunimos en la salida de la academia para salir todos juntos hacia el bar, cuando en el último momento… ¡HORROR! Kerstin y su amiga nos dijeron que no venían porque tenían otros planes.
Reconozco que al escuchar la noticia me vine un poco abajo, pero eso tampoco iba a estropearme la tarde. Fuimos al 100 Montaditos del sur de Manhattan y actué de la misma manera en la que lo hice la primera vez, liderando el grupo en todo momento. El evento, cómo no, volvió a ser todo un éxito.
Yo como siempre, intenté estar lo mejor situado posible, y cené junto a Laura y su amiga, también colombiana (la cual era un pibón), y otra chica japonesa que resultó ser un encanto. Y todo fue genial, probamos la comida española, nos bebimos unas cuantas cervezas, hablamos de mil cosas y lo más importante, nos reímos muchísimo.
La amistad entre un hombre y una mujer es posible (pero solo si tú NO dejas de comportarte como un hombre)
Al día siguiente, nada más entrar a clase enseguida noté cómo todos me miraban y trataban de una manera diferente. Pero sobre todo Laura, que se lo pasó bomba el día anterior y a partir de aquello nos convertimos en inseparables.
Y aquí tengo que aclararte que en ningún momento pensé que pudiera llegar a pasar nada entre nosotros. Ella ya había dejado muy claro que tenía novio y que estaba muy feliz con él, pero eso no significaba que no pudiéramos ser amigos y compartir otras muchas cosas.
Ahora eso sí, me refiero a una amistad sana.
Te lo digo porque la mayoría de tíos asume que una amistad entre una chica atractiva y un hombre es lo mismo que un intercambio de servicios en el que el hombre hace de sirviente a la mujer a cambio de que ella le ofrezca unos minutos de su atención. Pues no, nada que ver con eso. Tener amigas no significa necesariamente estar en la friendzone.
Si quieres saber lo que es una amistad sana entre un hombre y una mujer, te recomiendo que veas la serie Cómo conocí a vuestra madre. La amistad entre Barney Stinson y Robin Scherbatsky me parece un buen ejemplo.
Seguimos con el juego de círculo social…
Llegó la hora de dar el siguiente paso y al igual que hice la última vez, les propuse a todos salir el viernes por la noche a probar la mejor paella de Nueva York y luego a tomar unas copas. Y todos aceptaron… menos Kerstin y su inseparable amiga, que tenían otros planes.
Otra vez FAIL.
No entendía qué estaba pasando, era como si Kerstin y su amiga se estuvieran automarginando del grupo. No solo no se apuntaban a nuestros eventos sino que en clase siempre se sentaban juntas y era como si pasaran de relacionarse con los demás. Era muy raro todo.
Les llevé a cenar al restaurante Socarrat y luego a tomar unas copas a un club llamado Slake. Como la última vez, fui liderando el grupo en todo momento, pero no voy a darte más detalles sobre aquella noche porque la verdad, no son relevantes para lo que pasó después.
Al lunes siguiente una chica nueva entró en clase, Anna, la cual era alemana y aunque físicamente era muy del montón, se la veía con mucho desparpajo.
Al día siguiente al terminar las clases fuimos todos a comer al Bistro de abajo y mira, casualmente Laura y yo terminamos comiendo en la misma mesa que Kerstin, su amiga y Anna, la cual, definitivamente no tenía vergüenza alguna.
Le estaba contando a las chicas (y recuerda que se acababan de conocer), que el sábado anterior había estado en un bar en el que conoció a un camarero que estaba buenísimo y con el que acabó echando el polvo de su vida. Y luego añadió que en Alemania jamás habría podido estar con un tío tan bueno y que estaba loca por repetir.
Anna les pidió a Kerstin y a su amiga que le acompañaran esa misma noche a aquel bar, a ver si había alguna manera de repescar al guaperas, y ellas respondieron que sí. Entonces yo le dije a Laura que nos teníamos que apuntar, que tenía pinta de que lo íbamos a pasar muy bien, y ella me dijo que sí, así que le pregunté a las chicas si podíamos unirnos, a lo que respondieron con un “emmmm… sí, claro, podéis venir…”.
¡Por fin! Por fin iba a tener la oportunidad de conocer un poquito mejor a Kerstin en un ambiente favorable.
La noche en la que todo cambió
Quedamos aquella misma noche en la puerta de la academia para salir desde allí todos juntos hacia el 230 fifth, que era el nombre del local en el que trabajaba el camarero buenorro. Una terraza-bar con vistas al Empire State Building. Yo llegué puntual, y allí me encontré con Anna, Kerstin, su amiga y un par de chicas y otro chico más, todos amigos de Anna.
Y unos minutos después recibí un WhatsApp de Laura: “Lo siento Carlos, pero no voy a poder ir… pásalo bien!”.
Bajón.
Se lo dije a los demás, y Anna me dijo “ok, aunque no venga Laura tú puedes venirte igualmente, no pasa nada…”, y me lo dijo con un tono condescendiente que me sonó a “no te preocupes que si vienes no te vamos a dejar de lado, cuidaremos de ti…”.
Si leíste mi primer artículo de esta serie, ya sabes que la razón por la que el juego de círculo social es tan efectivo es porque si lo llevas a la práctica de la manera correcta, los demás te verán como la persona con mayor estatus social del grupo, lo cual resulta muy atractivo para las mujeres.
Pero yo, en aquel grupo y en aquel momento me sentía como la persona con el menor estatus social. Lo que allí había era un subgrupo de cuatro amigos muy cercanos, un subgrupo de dos súper amigas y luego yo, que lo máximo que había hecho había sido cruzar un par de palabras con una de ellas.
Todo tenía muy mala pinta, pero aun así decidí irme con ellos, tampoco tenía nada que perder.
Llegamos al 230 fifth y nada más entrar vimos al famoso camarero del que Anna estaba locamente enamorada. Efectivamente estaba buenísimo, tenía una caraza tan perfecta que estuve a punto de preguntarle si hacía daygame. Fue Anna la que se encargó de hablar con él y pedir nuestras copas, y luego fuimos a buscar un lugar para sentarnos.
Encontramos una zona en la que había varios sofás juntos, pero no enfrentados, sino dándose la espalda unos a otros. Yo me senté en la parte en la que estaban Kerstin, su amiga y una chica coreana. Ahí estuvimos un rato hablando todos juntos, hasta que, primero, la chica coreana se volvió con sus amigos y luego, la amiga de Kerstin se fue a… no sé dónde, pero nos dejó a solas…
¡Y yo por fin empecé a ver la luz!
Por fin se abrió la ventana de oportunidad que llevaba tanto tiempo esperando.
Primero le pregunté por qué parecía tan distante en clase, no conmigo, sino con todos en general. Resulta que Kerstin era, en efecto, una chica muy tímida, de estas que cuando se beben dos copas se sueltan como si no hubiera un mañana. Me dijo que nunca se apuntaba a nuestros eventos porque le daba la sensación de que en clase mi novia le miraba mal y que eso le hacía sentir muy incómoda.
¿Mi novia?
Sí, Kerstin estaba convencida de que Laura, la doble de Sofia Vergara con 21 años, era mi novia.
Ahí empecé a entenderlo todo, parece ser que había una especie de pique entre las dos y yo no me había dado ni cuenta. Le dejé muy claro que Laura no era mi novia y le dije que eso de que ella la miraba mal serían imaginaciones suyas (que igual no lo eran), lo cual hizo que se relajara mucho más de lo que ya estaba.
Luego le dije que quería saber un poco más sobre ella, quería saber más sobre su vida en Suecia. Me contó que era de una ciudad muy pequeña, no muy lejos de la capital, que era estudiante y algunas cosas más. Luego fue ella la que me preguntó a mí y ahí me vine un poco arriba hablando de todo un poco (estudios, trabajo, viajes, fiestas, bailes latinos, Ibiza, playas, Tomorrowland…).
La conversación fluyó a la perfección, hubo un montón de risas y lo más importante, mucho contacto físico (lo cual es clave para la seducción) y justo cuando estábamos en el mejor momento, apareció su amiga de nuevo.
Pero sorpresa, no lo hizo para molestar, sino para echarnos un cable. Nos pidió el móvil para hacernos una foto y así tener un recuerdo de aquel bonito momento, yo saqué mi nuevo y flamante iPhone y la chica francesa nos dijo que nos juntaramos más para la foto. Kerstin me abrazó de la misma manera en la que lo haría una chica con su novio (más contacto físico imposible).
(Y es una pena que no pueda colgar aquí la foto, pero si algún día asistes a uno de nuestros talleres y tienes curiosidad, dímelo y te la muestro sin problemas 😉
Ahí fue cuando supe que aquella noche iban a terminar bien. Y es que, no te lo he contado todavía, pero una de las primeras cosas que le pregunté al quedarnos solos fue en qué zona vivía, y adivina qué, resulta que Kerstin vivía en el mismo edificio que yo: La residencia de estudiantes del Hotel New Yorker.
Desde que me lo dijo sabía que, pasara lo que pasara, los dos acabaríamos la noche entrando juntos y a solas en el mismo edificio, por lo que no me arriesgué a intentar besarla delante de su amiga y los demás. Lo mejor en un caso como aquel era tener paciencia.
Se hizo tarde y todos decidimos irnos para casa. Bueno, todos menos Anna, que se quedó esperando al cierre a ver si podía conseguir un segundo polvo con el guaperas de la barra.
Nada más bajar a la calle nos despedimos de la amiga de Kerstin, que al final resultó ser también una chica súper simpática. Mientras se iba, nos dijo algo como “nos vemos mañana en clase… ¡disfrutad del sexo!”, a lo que Kerstin y yo respondimos “gracias, ¡hasta mañana!”.
Y Kerstin y yo nos fuimos dando un paseo por las calles de Manhattan.
Para que te hagas una idea de cómo iban las cosas, a medio camino nos paramos en uno de estos puestos de 1$ pizza y nos pedimos un par de porciones. Los dos llevábamos una tajada tan de puta madre que empezamos a ofrecer pizza a todo el que nos cruzábamos. Un tío le dio un bocado al trozo de Kerstin, y mientras lo masticaba me miró y con cara de no entender muy bien nada me dijo “tío, no sé qué coño has hecho para ligarte a una tía como esta…”. Yo simplemente sonreí, pero lo que pensé fue “mae mía si yo te contara…”.
Finalmente llegamos al Hotel New Yorker y mira qué casualidad, los dos vivíamos en el mismo piso, solo que yo en la zona sur y ella en la norte. Subimos con el ascensor al piso 16 y le dije que le acompañaba a su habitación. Una vez llegamos a la puerta le dije que en España cuando decimos adiós nos damos dos besos en las mejillas, a lo que ella respondió pidiéndome una demostración.
Lentamente le di un beso en una mejilla, luego otro en la otra, la miré a los ojos… y ya no pudimos retrasarlo más…
Nos besamos.
Conclusión
Como has podido observar, en este segundo ejemplo las cosas no salieron tan rodadas como la primera vez. Y es que al no asistir Kerstin a ninguno de los eventos que yo organicé, no me dio la oportunidad de mostrarme como el líder del grupo y por lo tanto, no pude crear atracción en ella de esta manera.
Sin embargo, ya has visto que tampoco hizo falta. Al final hubo final feliz.
¿Por qué crees que fue así?
Me imagino que un hombre con poca experiencia, al terminar de leer este texto pensaría que la clave de todo estuvo en lo que hice o le dije en el momento en el que nos quedamos a solas en la terraza del 230 fifth.
Pero no, te aseguro que antes de eso las cosas ya estaban muy bien encaminadas (aunque yo en aquel entonces todavía no lo sabía).
Lo que hizo que Kerstin se sintiera atraída por mí fue uno de los mayores principios del juego de círculo social: LA PRUEBA SOCIAL.
La prueba social es un fenómeno psicológico que hace referencia a la tendencia que tenemos los humanos por valorar las cosas (o a las personas) basándonos en la manera en la que los demás interactúan con ellas. En este caso, Kerstin no asistió a los eventos y no pudo verme liderando al grupo fuera de la academia, pero lo que sí que pudo ver todos los días fue la manera en la que me trataban los demás compañeros en clase (para los cuales sí era el líder del grupo).
Pero existe una forma de prueba social que es especialmente efectiva, y es lo que conocemos como PRESELECCIÓN.
Preselección es el principio que dicta que las mujeres se sienten atraídas por los hombres que resultan atractivos para otras mujeres. Ahora eso sí, has de tener claro que preselección no es simplemente ser visto junto a mujeres atractivas. Para que la preselección funcione de verdad, lo que ella debe percibir es, primero que la mujer que está a tu lado está disfrutando de tu compañía, y lo más importante, que tú te sientes más que cómodo compartiendo tu tiempo junto a mujeres atractivas.
En el momento Kerstin asumió que una chica 10 como Laura era mi novia, al mismo tiempo estaba asumiendo que yo también era un hombre 10, y por lo tanto, empezó a verme muchísimo más atractivo.
Luego sí, no te voy a negar que cuando nos quedamos a solas en la terraza del 230 fifth supe cómo hacer las cosas. Pero que no te quepa duda, la clave del éxito estuvo en la prueba social y la preselección.
Por eso, la idea con la que me gustaría que te quedaras es:
El juego de círculo social no solo consiste en ligar con las chicas de tu nuevo círculo social, sino que también consiste en que tu círculo social haga que resultes mucho más atractivo para las chicas que estás a punto de conocer.
Y siento que el artículo haya sido tan largo, pero he visto imprescindible hacerte un resumen de todo lo que ocurrió para transimirte la idea de que, aunque al principio parecía que todo lo que estaba haciendo para seducir a Kerstin no estaba sirviendo para nada, al final resultó que de manera indirecta estaba haciendo las cosas de la mejor manera posible.
Y lo sigo pensando, el juego de círculo social es la mejor forma de conocer y seducir mujeres que, en principio, están fuera de tu liga.
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