Luigi Domenico

Abundancia masiva en Budapest (Hungría)


El viaje a Vilnius (Lituania) en el año 2014 nos cambió la vida a Carlos y a mí. Antes de seguir leyendo este artículo, te recomiendo que antes leas qué fue lo que pasó allí, ya que así vas a entender mucho mejor lo que voy a compartir contigo a continuación.

¿Ya has vuelto? Bien, puedes continuar 😉

Para nosotros, después de Lituania ya nunca nada fue igual.

La única seducción que conocíamos antes de haber salido de España era la que hoy denominamos cariñosamente como la seducción “clásica”, la cual se basaba en el siguiente patrón:

1. Ves a una chica que te gusta pero tú no le gustas físicamente a ella (seguramente ni siquiera ha percibido tu presencia).
2. Tienes que acercarte a ella superando tu miedo a la aproximación en frío, en este punto o lo haces o te cagas en los pantalones y no haces nada.
3. Debes iniciar la conversación y hacerlo de una manera adecuada para conseguir que ella se sienta cómoda y quiera seguir hablando contigo, a pesar de que no le hayas gustado de inicio.
4. A partir de aquí, has de utilizar tus mejores rutinas y el contacto físico para hacer que ella te perciba como un hombre de alto valor y, gracias a ello, crear atracción.
5. Si has hecho bien el punto anterior, ella se sentirá atraída por ti y podrás besarla.

Ahí es nada, y he resumido al máximo posible los puntos más importantes que cualquier hombre promedio o del montón debía seguir en aquella época para seducir mujeres.

La sorpresa que nos llevamos en Vilnius fue la de descubrir que, cuando una mujer te considera físicamente atractivo, no necesitas hacer nada. No necesitas seguir ningún patrón ni seguir los pasos de ningún método de seducción.

Cuando gustas físicamente a una mujer, solo necesitabas hacer lo siguiente:

1. No cagarte encima y enrollarte con ella.

FIN.

Fue brutal, imagínate que llevas varios años haciendo raíces cuadradas para pagar en el súper a la cajera que te atiende, y un día decides cambiar de local y descubres que allí al pagar te vale con una simple suma. LOL.

¿Había sido un sueño lo que pasó en Vilnius? ¿Fue un espejismo? ¿Se volvería a repetir? ¿Quién no se volvería adicto a sentirse un guaperas y que te tratasen como tal aunque realmente no lo fueras?

Estas eran algunas de las incógnitas que rondaban nuestras cabezas.

Y para salir de dudas, decidimos ir a Budapest (Hungría) al inicio del verano de 2015.


Nada más aterrizar en Budapest ya me estaban proponiendo citas…

Nada más llegar, antes de dejar las maletas en el apartamento, ya estaba cerrando una cita con una chica noruega con la que acababa de tener un match en Tinder. En serio, no te lo puedes ni imaginar, unos minutos después de aterrizar mi iPhone ya estaba echando fuego con los matches.

La noruega me propuso salir a tomar algo en una terraza que estaba muy cerquita de nuestro piso, Gozsdu Udvar. La logística era perfecta, así que allí nos vimos. Cuando la vi en persona me encantó, era morena, de ojos grandes y azules, y de piel blanquita. Nos sentamos a tomarnos unos mojitos y empezamos a hablar un poco de todo.


Una hora después ya estaba avisando a Carlos por WhatsApp para que se escondiese en su habitación porque las cosas se habían puestos calientes e íbamos para casa 😛

Recuerdo que cuando estábamos teniendo sexo, me preguntó si me gustaba el sexo anal, a lo que yo respondí que por supuesto, y me dijo que lo hiciéramos, pero que usase lubricante porque ella lo tenía estrechito. Y claro yo lubricante tengo, pero en mi casa de Madrid, así que salí en pelotas por la casa buscando cualquier cosa que me pudiera servir para salir al paso, y al final tuvimos que usar el aceite que usaba para hidratarme la barba. La verdad es que no funcionó nada mal.

Unas horas más tarde, mientras cenábamos y le contaba a Carlos lo que había sucedido y lo guay que es todo cuando gustas físicamente, me saltó una nueva notificación en Tinder. Una chica checa me había enviado un mensaje.

Ella fue la que me abrió el chat a mí. Teníamos un match pero todavía no me había dado tiempo a escribirle (bueno, ni a ella ni a las varias docenas de matches que había tenido nada más llegar), y me contó que estaba de paso, que se marchaba al día siguiente a Praga y que necesitaba un lugar en el que dormir.

Yo me quedé un poco así:


Le dije a la checa que se viniera directamente a nuestro piso. Como puedes ver, me estaba volviendo muy comodón demasiado rápido. ¿Es esta una consecuencia de tener abundancia? El caso es que cuando me escribió para decirme que ya estaba abajo, fui a buscarla y al verla flipé…

Me encontré con una chica súper guapa, que estaba algo fuerte (era jugadora de rugby en su ciudad) y que tenía un par de melonazos naturales importantes. Pero lo que más gracia me hizo, y parece que es algo común entre las chicas de esa zona de Europa, es que se estaba bebiendo ella sola una botella de vino blanco, y verla así me puso muy caliente.

Subimos al apartamento, y lo primero que hicimos fue tomarnos unos chupitos de Jägermeister con RedBull que entraron fetén. Luego nos besamos y al rato ya estábamos en mi cama con sus grandes pechos rebotando sobre mi cara. Fue maravilloso.

Cuando terminamos, salí a la cocina a buscar algo de beber y allí me encontré con Carlos, que también acababa de tener sexo con una chica y salía buscando lo mismo. Les propuse tomar unos chupitos todos juntos y así terminamos la noche, los cuatro brindando en pelotas en el salón, todavía sudando y echándonos unas risas.


Pero todavía hubo más

Una parte de mi, la realista, pensaba que lo que había sucedido había sido un golpe de suerte, que no podía ser que las chicas me vieran tan atractivo. Y por si no ha quedado claro, te recuerdo que en ningún momento hubo seducción por ningún lado. Ya te lo he puesto más arriba, cuando gustas físicamente a una mujer, lo único que tienes que hacer para tener éxito es no cagarte en los pantalones.

Al día siguiente, todavía con las “camas calientes”, Carlos ligó con otra chica de Tinder que le dijo que vendría acompañada de una amiga, así que me pidió que fuese con él para que así fuéramos cuatro.

Las cosas no pudieron salir mejor, fuimos al Instant, la discoteca que estaba enfrente de nuestro piso y a los pocos minutos ya nos estábamos enrollando con ellas. La que estaba conmigo ni siquiera hablaba inglés, pero daba igual, yo le gusté por mi aspecto físico, no por nada que pudiera decirle.

Al día siguiente, chateando con la noruega del primer día, le pregunté sobre fantasías sexuales y ella me confesó que siempre había querido hacer un trío con dos tíos. Yo le dije que estaba con Carlos y ella me dijo que podíamos ir a su casa los dos, que le apetecía un montón probar una doble penetración.

Carlos y yo nos pusimos guapos y justo cuando nos disponíamos a salir hacia el apartamento de la noruega, tuve un match con una chica que decía que estaba con una amiga y que les apetecía mucho venirse a nuestro piso a tomar unos chupitos de Jägermeister. Creo que fue la primera vez en mi vida que dejé plantada a una chica, y entendí por qué ellas me lo habían hecho a mí tantas veces en el pasado.

A la mañana siguiente estábamos los dos hechos polvo, pero a Carlos aún le quedaban energías para darle un poquito más al Tinder, eran nuestras últimas horas en el paraíso y él decía que ya descansaríamos cuando estuviéramos de vuelta en el Vietnam. Yo le dije que lo dejara, que era imposible conseguir algo a esas horas de la mañana.

Pero no, al rato tuve que tragarme mis palabras. Carlos tuvo un match con una chica que tenía muchas ganas de tener sexo con él, y él le dijo que tenía que darse mucha prisa porque a las 13.00 partíamos. La chica llegó a las 11.30 y conforme lo hizo, los dos se metieron directamente en el dormitorio. Me tocó desayunar escuchando cómo follaban.

Un buen rato después, Carlos salió al salón y me dijo que Nastya quería conocerme, yo un poco incrédulo me levanté del sofá y fui con él hacia su cuarto. Cuando llegué, allí estaba Nastya, desnuda en la cama, sonriendo y deseando tener sexo conmigo. Terminamos cinco minutos antes de que el casero llegara para recoger las llaves. Así fue la despedida de nuestro primer viaje a Budapest.


Conclusión

Si la experiencia inesperada en Vilnius el verano anterior fue brutal, ir a Budapest fue ya como jugar en la Champions League. Te lo digo muy en serio, tener abundancia sexual cambia tu vida, o mejor dicho, más que cambiarla, lo que hace es revolucionarla.

Durante unos días pude sentir lo mismo que sienten los guaperas y todas las mujeres en España, y tengo que decirte que es algo maravilloso. Como siempre digo, creo que todos los hombres promedio o del montón deberíamos sentir esa abundancia aunque fuera una sola vez en nuestras vidas. Vale la pena hacer el esfuerzo de viajar para vivirlo.

Ahora eso sí, hay una cosa importante que debes saber.

Los hombres de los países más desfavorecidos están empezando a viajar a estos paraísos como locos y cada año que pasa las cosas se están normalizando más. Lugares como Latinoamérica, Tailandia o Filipinas van a tardar en quemarse, pero el este de Europa se está llenando de españoles, italianos, ingleses, americanos y australianos en busca de oportunidades que no existen en nuestros países de origen.

En el año 2016 volvimos a Budapest y, aunque también lo pasamos muy bien, fue un poquito menos paraíso que el año anterior. Es lo que tiene que existan compañías como Ryanair.

Así que ya sabes, si te estás planteando viajar por el este de Europa y no quieres llegar tarde, lo mejor es que te des prisa. Y lleva Tinder Hack contigo amigo!

Nos vemos,

Luigi

La Técnica Secreta Que Me Permitió
Conseguir Cientos de Matches en Tinder

Video GRATIS te muestra la técnica del "Cambiazo" que me permitió obtener más de 100 matches en menos de 60 minutos